lunes, 6 de diciembre de 2010

APARATO URINARIO

URETRITIS


La uretritis es una inflamación (irritación con hinchazón y presencia de células inmunes adicionales) de la uretra (el conducto por el que se elimina la orina del cuerpo) que puede continuar durante semanas o meses. También se la conoce con el nombre alternativo de síndrome uretral
Causas, incidencia y factores de riesgo

La uretritis crónica es por lo general causada por una infección bacteriana o por un problema estructural (estrechamiento de la uretra). También puede estar asociada con diversas enfermedades sistémicas, entre las que se incluyen trastornos emocionales, y puede presentarse tanto en el hombre como en la mujer.


Los principales síntomas de la uretritis: micción dolorosa y aumento de la frecuencia urinaria, son bastante comunes. Entre las personas que experimentan tales síntomas, del 50% al 75% tienen una infección bacteriana, por primera vez o recurrente, de la uretra o la vejiga (cistitis), hasta el 10% son mujeres con vaginitis y el resto son hombres o mujeres con síndrome uretral (con síntomas presentes sin evidencia de infección bacteriana).1

Entre el grupo de posibles agentes causales se incluyen organismos que causan una variedad de enfermedades de transmisión sexual. Asimismo, las enfermedades de transmisión sexual como infección por Clamidia spp. y gonorrea pueden causar uretritis.

Otro organismo bacteriano común que puede ser responsables de esta enfermedad es la bacteria E. coli, responsable de las infecciones del tracto urinario. De igual manera, los productos comunes de higiene personal, especialmente los productos femeninos, pueden producir uretritis química crónica.

Uretritis

Es la inflamación de la uretra por cualquier causa.
Causas, incidencia y factores de riesgo

La uretritis puede ser causada por bacterias o virus. Las mismas bacterias que causan las infecciones urinarias (E. coli) y algunas enfermedades de transmisión sexual (clamidia, gonorrea) pueden llevar a que se presente uretritis. Las causas virales de la uretritis incluyen el virus del herpes simple y el citomegalovirus.

Otras causas abarcan:
Sensibilidad a químicos utilizados en espermicidas o jaleas, cremas o espumas anticonceptivas
Lesión

Los riesgos para la uretritis abarcan:
Comportamiento sexual de alto riesgo (como relaciones sexuales anales sin condón)
Antecedentes de enfermedades de transmisión sexual (ETS)
Hombres entre 20 y 35 años
Parejas sexuales múltiples
Mujeres jóvenes en edad reproductiva
Síntomas

En los hombres:
Sangre en la orina o en el semen 
Dolor urente al orinar (disuria)
Secreción del pene 
Fiebre (rara)
Micción frecuente o urgente 
Sensibilidad, prurito o inflamación en el área de la ingle o del pene
Dolor durante la relación sexual o la eyaculación

En las mujeres:
Dolor abdominal
Dolor urente al orinar 
Fiebre y escalofríos
Micción urgente o frecuente
Dolor pélvico
Flujo vaginal
Signos y exámenes

El médico llevará a cabo un examen físico. En los hombres, el examen incluirá el abdomen, el área de la vejiga, el pene y el escroto. Este examen puede revelar:
Secreción del pene
Agrandamiento o sensibilidad de los ganglios linfáticos en el área de la ingle
Sensibilidad e inflamación del pene

También se puede llevar a cabo un tacto rectal.

Para las mujeres, la evaluación del médico incluye exámenes pélvicos y abdominales. El médico verificará si hay:
Secreción de la uretra
Sensibilidad de la parte baja del abdomen
Sensibilidad uterina

Se pueden realizar los siguientes exámenes:
Conteo sanguíneo completo (CSC)
Examen de proteína C-reactiva 
Ecografía de la pelvis (mujeres únicamente)
Prueba de embarazo (mujeres únicamente)
Urocultivos y análisis de orina 
Exámenes para gonorrea, clamidia y otras enfermedades de transmisión sexual
Tratamiento

Los objetivos de la terapia son:
Mejorar los síntomas
Prevenir la diseminación de la infección
Eliminar la causa de la infección

La terapia con antibióticos se debe dirigir a la bacteria causante de la infección. Es posible que en algunos casos se necesiten antibióticos por vía intravenosa. Uno puede tomar analgésicos (incluyendo el pyridium que actúa en las vías urinarias) junto con los antibióticos.

Las personas con uretritis que estén en tratamiento deben evitar las relaciones sexuales o usar condones durante éstas. El otro miembro de la pareja también debe tratarse si la causa de la inflamación es una infección.

La uretritis causada por traumatismo o irritantes químicos se trata evitando la fuente de la lesión o la irritación.
Expectativas (pronóstico)

Con el diagnóstico y tratamiento correctos, la uretritis se resuelve sin ninguna complicación. Sin embargo, la uretritis puede llevar a un daño permanente de la uretra (tejido cicatricial llamado estenosis uretral) y otros órganos urinarios tanto en hombres como en mujeres.
Complicaciones

Los hombres con uretritis están en riesgo de sufrir las siguientes complicaciones:
Cistitis 
Epididimitis 
Orquitis 
Pielonefritis
Prostatitis
Estenosis uretral

Las mujeres con uretritis están en riesgo de presentar las siguientes complicaciones:
Cervicitis 
Cistitis
Embarazo ectópico 
Problemas de fertilidad
Aborto espontáneo 
Enfermedad inflamatoria pélvica 
Complicaciones del embarazo
Salpingitis (infección de los ovarios)
Situaciones que requieren asistencia médica

Algunas causas de la uretritis se pueden evitar con una buena higiene personal y practicando comportamientos sexuales más seguros tales como la monogamia (un solo compañero sexual) y el uso de condones.

INSUFICIANCIA RENAL CRONICA


Enfermedad renal crónica

Es la pérdida lenta de la función de los riñones con el tiempo. La principal función de estos órganos es eliminar los desechos y el exceso de agua del cuerpo.
Causas

La enfermedad renal crónica (ERC) empeora lentamente con el tiempo. En las etapas iniciales, puede que no haya ningún síntoma. La pérdida de la función por lo regular tarda meses o años en suceder y puede ser tan lenta que los síntomas no ocurren hasta que el funcionamiento del riñón es menor a una décima parte de lo normal.

La etapa final de la enfermedad renal crónica se denomina enfermedad renal terminal (ERT). Los riñones ya no funcionan y el paciente necesita diálisis o un trasplante de riñón.

La enfermedad renal crónica y la enfermedad renal terminal afectan a más de 2 de cada 1,000 personas en los Estados Unidos.

La diabetes y la hipertensión arterial son las dos causas más comunes y son responsables de la mayoría de los casos.

Muchas otras enfermedades y afecciones pueden dañar los riñones, incluyendo:
Problemas con las arterias que llevan a los riñones o que están dentro de estos
Anomalías congénitas de los riñones (como la poliquistosis renal)
Algunos analgésicos y otros fármacos
Ciertos químicos tóxicos
Trastornos autoinmunitarios (como lupus eritematoso sistémico y esclerodermia)
Lesión o traumatismo
Glomerulonefritis 
Infección y cálculos renales 
Nefropatía por reflujo (en la cual los riñones se dañan por el flujo retrógrado de orina hacia ellos)
Otras enfermedades del riñón

La enfermedad renal crónica lleva a una acumulación de líquido y productos de desecho en el cuerpo. Esta enfermedad afecta a la mayoría de funciones y sistemas corporales, incluyendo la producción de glóbulos rojos, el control de la presión arterial, la vitamina D y la salud de los huesos.

Síntomas

Los síntomas pueden abarcar:
Sensación de malestar general y fatiga 
Picazón generalizada (prurito)
Dolor de cabeza 
Pérdida de peso sin tratar de hacerlo
Inapetencia
Náuseas 

Se pueden presentar otros síntomas, como:
Piel anormalmente oscura o clara 
Dolor óseo
Síntomas del sistema nervioso y del cerebro:
somnolencia y confusión 
problemas para concentrarse o pensar
entumecimiento en las manos, los pies u otras áreas
fasciculaciones musculares o calambres
Mal aliento 
Susceptibilidad a hematomas o sangrado o sangre en las heces
Sed excesiva 
Hipos frecuentes
Bajo nivel de interés sexual e impotencia
Cesación de los períodos menstruales (amenorrea)
Problemas de sueño como insomnio, síndrome de las piernas inquietas o apnea obstructiva del sueño 
Hinchazón de pies y manos (edema)
Vómitos, típicamente en la mañana

Pruebas y exámenes

La hipertensión arterial casi siempre está presente durante todas las etapas de la enfermedad renal crónica. Una evaluación neurológica puede mostrar signos de daño a nervios. El médico puede oír ruidos cardíacos o pulmonares anormales con un estetoscopio.

Un análisis de orina puede revelar proteína u otros cambios. Estos cambios pueden surgir desde 6 meses hasta 10 años o más antes de que aparezcan los síntomas.

Los exámenes para verificar qué tan bien están funcionando los riñones comprenden:
Niveles de creatinina 
BUN 
Depuración de creatinina 

La enfermedad renal crónica cambia los resultados de algunos otros exámenes. Cada pacientes necesita hacerse revisar lo siguiente de manera regular, con una frecuencia de cada 2 a 3 meses cuando la enfermedad renal empeore:
Potasio 
Sodio 
Albúmina 
Fósforo 
Calcio 
Colesterol 
Magnesio 
Conteo sanguíneo completo (CSC)
Electrolitos 

Las causas de la enfermedad renal crónica se pueden observar en:
Tomografía computarizada del abdomen 
Resonancia magnética del abdomen 
Ecografía abdominal 
Gammagrafía renal 

Esta enfermedad también puede cambiar los resultados de los siguientes exámenes:
Eritropoyetina 
PTH 
Examen de la densidad ósea

Tratamiento

Controlar la presión arterial es la clave para retrasar el daño mayor al riñón.
Los inhibidores de la enzima convertidora de angiotensina (IECA) y los bloqueadores de los receptores de angiotensina (BRA) se emplean con mayor frecuencia.
El objetivo es mantener la presión arterial en o por debajo de 130/80 mmHg.

Otros consejos para proteger los riñones y prevenir cardiopatía y accidente cerebrovascular:
No fumar
Consumir comidas bajas en grasa y colesterol
Hacer ejercicio regular (hable con el médico o enfermera antes de empezar)
Tomar fármacos para bajar el colesterol, si es necesario
Mantener el azúcar en la sangre bajo control

Siempre hable con el nefrólogo antes de tomar cualquier medicamento de venta libre, vitamina o suplemento herbario. Cerciórese de que todos los médicos que usted visita sepan que usted padece enfermedad renal crónica.

Otros tratamientos pueden abarcar:
Medicamentos especiales llamados enlaces de fosfato, para ayudar a evitar que los niveles de fósforo se vuelvan demasiado altos.
Tratamiento para la anemia, como hierro extra en la alimentación, comprimidos de hierro, inyecciones especiales de un medicamento llamado eritropoyetina y transfusiones de sangre.
Calcio y vitamina D extra (siempre hable con el médico antes de tomarlos)

Tal vez necesite hacer algunos cambios en su dieta. Ver: dieta para la enfermedad renal crónica para mayores detalles.
Puede ser necesario limitar la ingesta de líquidos
El médico le puede recomendar una dieta baja en proteínas
Es posible que tenga que restringir la sal, el potasio, el fósforo y otros electrolitos
Es importante obtener suficientes calorías si está bajando de peso

Hay diferentes tratamientos disponibles para los problemas con el sueño o el síndrome de la pierna inquieta.

Los pacientes con enfermedad renal crónica deben mantener al día las vacunas importantes, como:
Vacuna antineumocócica de polisacáridos (PPV, por sus siglas en inglés)
Vacuna antigripal 
Vacuna contra el H1N1 (gripe porcina) 
Vacuna contra la hepatitis B 
Vacuna contra la hepatitis A 

Cuando la pérdida de la función renal se vuelva más severa, usted necesitará prepararse para diálisis o un trasplante de riñón.
El momento para comenzar la diálisis depende de factores diferentes, incluyendo resultados de exámenes de laboratorio, gravedad de los síntomas y estado de preparación.
Usted debe empezar a prepararse para la diálisis antes de que sea absolutamente necesario. La preparación incluye aprender acerca de la diálisis y los tipos de terapias con ésta, al igual que la colocación de un acceso para dicha diálisis.
Incluso aquéllos que sean candidatos para un trasplante de riñón necesitarán diálisis mientras esperan que haya disponibilidad de un riñón.
Grupos de apoyo

Pronóstico

A muchas personas no se les diagnostica la enfermedad renal crónica hasta que han perdido gran parte de su función renal.

No hay una cura para la enfermedad renal crónica. Sin tratamiento, generalmente progresa a una enfermedad renal terminal. El tratamiento de por vida puede controlar los síntomas de esta enfermedad.

Posibles complicaciones

Anemia 
Sangrado del estómago o los intestinos
Dolor óseo, articular o muscular
Cambios en el azúcar de la sangre
Daño a los nervios de las piernas y los brazos (neuropatía periférica)
Demencia 
Acumulación de líquido alrededor de los pulmones (derrame pleural)
Complicaciones cardiovasculares 
insuficiencia cardíaca congestiva 
arteriopatía coronaria 
hipertensión arterial
pericarditis 
accidente cerebrovascular 
Niveles altos de fósforo
Niveles altos de potasio 
Hiperparatiroidismo 
Aumento del riesgo de infecciones
Daño o insuficiencia hepática
Desnutrición 
Aborto espontáneo y esterilidad 
Convulsiones 
Debilitamiento de los huesos y aumento del riesgo de fracturas

Prevención

El tratamiento de la afección que está causando el problema puede ayudar a prevenir o retardar la enfermedad renal crónica. Los diabéticos deben controlar sus niveles de azúcar en la sangre y presión arterial, al igual que abstenerse de fumar.

CISTITIS

 

La cistitis es la inflamación aguda o crónica de la vejiga urinaria, con infección o sin ella.

Cistitis aguda

Es una infección bacteriana de la vejiga o las vías urinarias inferiores. Aguda significa súbita o grave.

Causas, incidencia y factores de riesgo

La cistitis aguda ocurre cuando las vías urinarias inferiores (uretra y vejiga) resultan infectadas con bacterias. La mayoría de los casos son provocados por la Escherichia coli, una bacteria que se encuentra en los intestinos. Cuando uno orina, ayuda a eliminar las bacterias de la vejiga; sin embargo, algunas veces, las bacterias se multiplican tan rápidamente que algunas permanecen allí.

La cistitis es poco común en los hombres. Las mujeres son mucho más propensas al desarrollo de esta afección. Es mucho más fácil para la bacteria viajar hasta la vejiga de la mujer, debido a que el trayecto no es tan lejos.

Esta enfermedad es muy común y afecta con mayor frecuencia a mujeres sexualmente activas entre las edades de 20 a 50 años. La relación sexual puede incrementar el riesgo de cistitis. Sin embargo, la infección también puede ocurrir en aquellas que no son sexualmente activas.

Los adultos mayores también presentan un mayor riesgo de desarrollar cistitis, lo cual se debe en parte a afecciones como la hiperplasia prostática benigna (HPB), la prostatitis y las estenosis uretrales.

Los siguientes factores también incrementan el riesgo de cistitis:
Incontinencia intestinal 
Diabetes 
Obstrucción de la vejiga o la uretra
VIH 
Antecedentes de nefropatía analgésica 
Nefropatía por reflujo 
Inmovilidad o la disminución de la movilidad
Inserción de instrumentos en las vías urinarias (como catéter o cistoscopio)
No tomar suficientes líquidos
Síntomas
Color anormal de la orina (turbio)
Necesidad frecuente o urgente de orinar 
Orina con olor fuerte o fétido
Necesidad de orinar en la noche ( nicturia)
Micción dolorosa (disuria)
Presión en la parte inferior de la pelvis

Los síntomas adicionales que pueden estar asociados con esta enfermedad son:
Escalofríos
Fatiga 
Fiebre 
Dolor de costado 
Cambios mentales o confusión *
Náuseas y vómitos
Relación sexual dolorosa 
Dolor de pene (poco común)

* Con frecuencia, en las personas de edad avanzada, los cambios mentales o la confusión son los únicos signos de una posible infección urinaria.

Signos y exámenes

Un análisis de orina comúnmente muestra glóbulos blancos (GB) o glóbulos rojos (GR). Puede haber sangre en la orina.

Se puede efectuar un urocultivo (muestra limpia) o una muestra de orina obtenida por catéter para averiguar qué tipo de bacterias está causando la infección y determinar el antibiótico apropiado para el tratamiento.

Tratamiento

La cistitis se debe tratar oportunamente. Para combatir la infección bacteriana se utilizan los antibióticos, los cuales deben tomarse en su totalidad durante el curso del tratamiento. Los antibióticos de uso más común son:
Amoxicilina
Cefalosporinas
Ciprofloxacina o levofloxacina
Doxiciclina
Nitrofurantoína
Sulfamidas tales como el trimetoprim-sulfametoxazol (Bactrim)

Se puede utilizar otro medicamento denominado fenazopiridina (Pyridium) para reducir el ardor y la urgencia asociados con la cistitis.

Se pueden recomendar productos de venta libre que aumentan el ácido en la orina, como el ácido ascórbico o el jugo de arándano, para disminuir la concentración de las bacterias en la orina.

El seguimiento puede abarcar urocultivos para constatar que la infección bacteriana haya desaparecido.
Expectativas (pronóstico)

La mayoría de los casos de cistitis son incómodos pero desaparecen sin complicaciones después del tratamiento.
Complicaciones
Insuficiencia renal aguda 
Infección urinaria crónica o recurrente
Infección renal
Situaciones que requieren asistencia médica

Consulte con el médico si presenta síntomas de cistitis o si ya se le han diagnosticado esta afección y los síntomas empeoran. Igualmente, debe consultar si se desarrollan síntomas nuevos, en particular fiebre, dolor de espalda, dolor de estómago o vómitos.
Prevención

El hecho de mantener el área genital limpia y realizar la limpieza de adelante hacia atrás puede reducir las posibilidades de introducir bacterias desde el área rectal a la uretra.

El aumento del consumo de líquidos puede permitir que la micción frecuente elimine las bacterias de la vejiga. 

La micción inmediatamente después de una relación sexual puede ayudar a eliminar cualquier bacteria que haya podido introducirse durante la cópula, pero si la persona no orina durante un período largo, las bacterias tienen tiempo para multiplicarse. La micción frecuente puede reducir el riesgo de cistitis en las personas propensas a sufrir de infecciones urinarias.

El consumo de jugo de arándano evita que cierto tipo de bacterias se adhieran a la pared de la vejiga y puede reducir el riesgo de infección.
 

 

PIELONEFRITIs


Factores de riesgo
Diabetes: El número de infecciones es más elevado en las mujeres diabéticas, pero no en los hombres. Sin embargo, cuando un diabético tiene infección suele ser más agresiva. Las infecciones más graves del riñón (necrosis papilar, abceso perinefrítico, infecciones fúngicas y pielonefritis enfisematosas) tienen una relación directa con la diabetes. 
Embarazo: Incluye un riesgo mayor de bacteriuria asintomática que, si no se trata, puede provocar pielonefritis en el último trimestre. Es necesario hacer controles de orina mediante cultivo y tratar la bacteriuria si se produce. 
Infección en niños y reflujo vésicorenal: Los menores de 2 años con infección urinaria asocian reflujo vésico-renal en el 46 por ciento de los casos y los que tienen entre 2-5 años, en el 9 por ciento. Además, el 50-60 por ciento de los pacientes con reflujo padecen infección renal. El riesgo de aparición de lesiones renales se asocia a reflujo como factor más importante y es mayor en los menores de 5 años. En los niños menores de 5 años con infección debe descartarse reflujo vésico-renal. 
Litiasis infecciosa: Los cálculos de Estruvita son consecuencia de infección. La infección no desaparecerá mientras los cálculos no se eliminen. 
Obstrucción: El factor de riesgo más importante. Permite un mayor crecimiento y penetración intrarenal de los gérmenes y es decisivo en la destrucción renal. En el modelo experimental y la observación clínica la incidencia de pielonefritis se incrementa con la obstrucción. 

Etiología

La pielonefritis se presenta con más frecuencia como resultado de una infección urinaria, particularmente en presencia de reflujo de orina ocasional o persistente de la vejiga hacia los uréteres o la pelvis renal (reflujo vesicoureteral). 

La pielonefritis puede ser clasificada de la siguiente manera: 
Pielonefritis aguda no complicada (desarrollo súbito de inflamación renal). 
Pielonefritis crónica (una infección prolongada que no se resuelve). 

Aunque la cistitis (infección de la vejiga) es común, la pielonefritis se presenta con mucha menos frecuencia. El riesgo aumenta si existen antecedentes de cistitis, necrosis papilar renal, cálculos renales, reflujo vesicoureteral o uropatía obstructiva. 

El riesgo también aumenta cuando existen antecedentes de infección urinaria crónica o recurrente y cuando la infección es provocada por un tipo de bacteria particularmente agresiva. 

La pielonefritis aguda puede ser severa en los ancianos y en las personas que se encuentran inmunodeprimidas (por ejemplo aquellos que tienen cáncer o SIDA). 

Patogenia 

La infeccción puede originarse a través de tres vías: 
Vía hematógena: Es excepcional, aunque se debe sospechar sistemáticamente si al paciente se le comprueba una nefritis intersticial hematógena. La septicemia es con mayor frecuencia, consecuencia en vez de causa, de la infección urinaria. 
Vía linfática: La disposición anatómica de los vasos linfáticos permite, al menos teóricamente, el paso de bacterias desde las vías urinarias bajas hacia el riñón y del colon hacia el riñón derecho. 
Vía ascendente: Esta vía es la más frecuente y representa el mecanismo mejor establecido. La longitud de la uretra femenina, su estrecha relación con el introito vaginal, su proximidad con el orificio anal y las propiedades de fijación bacteriana al urotelio, explican la más frecuente aparición de la enfermedad en las mujeres que en los hombres.

La infección ascendente es posible a partir de la próstata y las glándulas parauretrales que son, con alta frecuencia, lugar de infecciones crónicas particularmente difíciles de tratar. 

El riñón es un órgano sensible a la infección puesto que, a pesar de su alto débito sanguíneo, es relativamente pobre en células fagocitarias. La médula renal es la zona más propicia para la instalación de la infección; la inoculación de menos de 10 bacterias desencadena el proceso de propagación. La hiperosmolaridad, y accesoriamente, la gran concentración en iones NH4+ explican por qué la fagocitosis y la fijación del complemento están disminuidas en la zona medular. 

Gérmenes causantes de pielonefritis 
Microorganismo % de casos 
Infección ascendente 
Escherichia coli 80 - 90 
Proteus mirabilis 2-5 
Especies de klebsiella 2-5 
Mycoplasma hominis 1 
Pseudomona 1 
Infección hematógena 
Staphylococcus aureus 2-5 
Candida albicans 1-3 
Mycobacterium tuberculosis 1 

Síntomas 
Dolor en el costado o dolor en la espalda. 
Dolor abdominal severo (ocurre ocasionalmente). 
Fiebre superior a 102 º F (38.9 ºC) que persista por más de 2 días. 
Escalofrío con temblor. 
Piel caliente. 
Piel colorada o enrojecida. 
Piel húmeda (diaforesis). 
Vómitos, náuseas. 
Fatiga. 
Malestar general. 
Micción dolorosa. 
Incremento en la frecuencia/urgencia urinaria. 
Necesidad de orinar en la noche (nicturia). 
Color de orina anormal o turbia. 
Sangre en la orina. 
Olor de orina fétido o fuerte. 
Cambios mentales o confusión(Algunas veces, en las personas de edad avanzada, los cambios mentales o la confusión son las únicas señales de una infección urinaria.) 

Diagnóstico

Un examen puede mostrar sensibilidad con la palpación (presión) del riñón. 
Un análisis de orina comúnmente revela glóbulos blancos (GB) o glóbulos rojos (GR) en la orina. 
Un cultivo de orina de una muestra limpia o un cultivo de orina (muestra cateterizada) pueden revelar bacterias en la orina. 
Un hemocultivo puede mostrar una infección. 
Un pielograma intravenoso (PIV) o una Tomografía abdominal puede mostrar riñones agrandados con un flujo pobre del medio de contraste a través de los riñones. La PIV y la Tomografía abdominal también pueden indicar trastornos subyacentes. 

Las anomalías subyacentes del riñón que ponen a un paciente en alto riesgo de padecer pielonefritis aguda pueden descubrirse por medio de otros exámenes y procedimientos adicionales, incluyendo los siguientes: 
Cistouretrograma de evacuación. 
Ecografía renal. 
Gammagrafía renal. 
Biopsia renal. 

Pronóstico

La mayoría de los casos de pielonefritis mejoran sin complicación después del tratamiento. Sin embargo, es posible que el tratamiento deba ser agresivo o prolongado. Si se presenta sepsis, ésta puede ser mortal. 

Complicaciones 
Recurrencia de pielonefritis. 
Absceso perinéfrico (infección alrededor del riñón). 
Septicemia. 
Insuficiencia renal aguda. 

Prevención 

El desarrollo de muchos de los casos de pielonefritis se puede prevenir con un tratamiento oportuno y completo de la cistitis (infección de la vejiga). La infección urinaria crónica o recurrente debe tratarse minuciosamente debido a la posibilidad de infección renal. 

Las medidas preventivas pueden reducir los síntomas y evitar la reaparición de la infección. El hecho de mantener limpia el área de los genitales y recordar limpiarlos de adelante hacia atrás puede reducir las probabilidades de llevar bacterias a la uretra desde el área rectal. 

La micción inmediatamente después de una relación sexual puede ayudar a eliminar cualquier tipo de bacterias que se puedan haber introducido durante el contacto. El hecho de postergar la micción durante mucho tiempo puede darle tiempo a las bacterias para que se multipliquen, por lo que la micción frecuente puede reducir los riesgos de sufrir cistitis en las personas que son propensas a las infecciones urinarias. 

Incrementar la ingesta de líquidos (64 a 128 onzas o 1.800 a 3.800 ml diarios) estimula la micción frecuente que elimina las bacterias de la vejiga. El consumo de jugo de arándano evita que ciertos tipos de bacterias se adhieran a la pared de la vejiga y puede reducir las posibilidades de infección.

INSUFICIENCIA RENAL AGUDA


Es la pérdida repentina de la capacidad de los riñones para eliminar los residuos y concentrar la orina sin perder electrolitos.
Causas, incidencia y factores de riesgo

Existen numerosas causas posibles de daño a los riñones, tales como:
Necrosis tubular aguda (NTA)
Enfermedad renal autoinmunitaria, como: 
síndrome nefrítico agudo 
nefritis intersticial
Disminución del flujo sanguíneo debido a presión arterial muy baja, lo cual puede resultar de: 
quemaduras 
deshidratación 
hemorragia 
lesión
shock séptico 
enfermedad grave
cirugía
Trastornos que causan coagulación dentro de los vasos sanguíneos del riñón, como 
síndrome urémico hemolítico
púrpura trombocitopénica idiopática (PTI) 
hipertensión maligna 
reacción a transfusión 
esclerodermia 
Infecciones que causan lesión directamente al riñón como: 
pielonefritis aguda
septicemia

Complicaciones del embarazo, como: 
desprendimiento prematuro de placenta 
placenta previa 
Obstrucción de las vías urinarias

Síntomas
Heces con sangre
Mal aliento 
Tendencia a la formación de hematomas
Cambios en el estado mental o en el estado de ánimo
Inapetencia
Disminución en la sensibilidad, especialmente en las manos o en los pies
Fatiga 
Dolor de costado (entre las costillas y las caderas)
Temblor en la mano 
Hipertensión arterial
Sabor metálico en la boca
Náuseas o vómitos que pueden durar días
Hemorragia nasal
Hipo persistente
Sangrado prolongado
Crisis epiléptica
Movimientos letárgicos y lentos
Hinchazón generalizada por retención de líquidos
Hinchazón de tobillos, pies y piernas 
Cambios en la micción 
disminución de la cantidad de orina 
micción excesiva durante la noche 
suspensión de la micción por completo
Signos y exámenes

Muchos pacientes presentan una hinchazón generalizada a causa de la retención de líquidos. El médico puede oír un soplo cardíaco, crepitaciones en los pulmones o signos de inflamación del revestimiento del corazón al auscultar el corazón y los pulmones con un estetoscopio.

Los resultados de los exámenes de laboratorio pueden cambiar repentinamente (en cuestión de unos pocos días a 2 semanas). Tales exámenes pueden abarcar:
BUN 
Depuración de la creatinina 
Creatinina en suero 
Potasio en suero 
Análisis de orina 

La ecografía abdominal es el examen preferido para diagnosticar la insuficiencia renal, pero la radiografía abdominal, la tomografía computarizada abdominal o las imágenes por resonancia magnética del abdomen pueden revelar si hay una obstrucción en las vías urinarias.

Los exámenes de sangre pueden ayudar a revelar las causas subyacentes de la insuficiencia renal. La gasometría arterial y el análisis bioquímico de la sangre pueden mostrar acidosis metabólica.

Tratamiento

Una vez que se encuentra la causa, el objetivo del tratamiento es restaurar la función del riñón y evitar que el líquido y los residuos se acumulen en el cuerpo, mientras los riñones sanan. Generalmente uno tiene que permanecer de un día para otro en el hospital para el tratamiento.

La cantidad de líquido que uno toma (como las sopas) o bebe se limitarán a la cantidad de orina que pueda producir. A uno le dirán lo que puede o no comer con el fin de reducir la acumulación de toxinas normalmente manejadas por los riñones. Es posible que necesite consumir una dieta rica en carbohidratos y baja en proteínas, sal y potasio.

Es posible que se necesiten antibióticos para tratar o prevenir la infección. Los diuréticos se pueden emplear para ayudarle a los riñones a eliminar líquidos.

El calcio, la glucosa/insulina o el potasio se administrarán por vía intravenosa para ayudar a evitar los incrementos peligrosos en los niveles de potasio en la sangre.

Se puede necesitar diálisis y es posible que lo haga sentir a uno mejor. No siempre es necesaria, pero puede salvar la vida si los niveles de potasio están peligrosamente elevados. La diálisis también se utilizará si el estado mental de uno cambia, si uno deja de orinar, si desarrolla pericarditis, si retiene demasiado líquido o si no puede eliminar los productos de desecho nitrogenados del cuerpo.
Grupos de apoyo

El estrés de padecer una enfermedad con frecuencia se puede aliviar uniéndose a un grupo de apoyo donde los miembros comparten experiencias y problemas en común.

Expectativas (pronóstico)

La insuficiencia renal aguda es potencialmente mortal y puede requerir un tratamiento intensivo; sin embargo, los riñones por lo general comienzan a funcionar de nuevo dentro de un período de varias semanas a meses después de haberse tratado la causa subyacente.

En algunos casos, se puede presentar insuficiencia renal crónica o enfermedad renal en estado terminal. La muerte es más común cuando la insuficiencia renal es causada por cirugía, traumatismo o infección severa en alguien con cardiopatía, enfermedad pulmonar o accidente cerebrovascular reciente. La edad avanzada, una infección, la pérdida de sangre del tubo digestivo y la progresión de la insuficiencia renal también incrementan el riesgo de muerte.
Complicaciones
Insuficiencia renal crónica (prolongada)
Daño al corazón o al sistema nervioso
Enfermedad renal en estado terminal
Hipertensión arterial
Pérdida de sangre en los intestinos
Situaciones que requieren asistencia médica

Prevención

El tratamiento de trastornos como la hipertensión arterial puede ayudar a prevenir la insuficiencia renal aguda.

GLOMERULONEFRITIS



Es un tipo de enfermedad renal en la cual la parte de los riñones que ayuda a filtrar los desechos y líquidos de la sangre se daña.
Causas

La glomerulonefritis puede ser causada por problemas específicos con el sistema inmunitario del cuerpo, pero a menudo se desconoce la causa exacta.

El daño a los glomérulos provoca la pérdida de sangre y proteína en la orina.

La afección se puede desarrollar rápidamente, con pérdida de la función renal que ocurre durante semanas o meses (llamada glomerulonefritis rápidamente progresiva).

En cerca de una cuarta parte de las personas con glomerulonefritis crónica no hay antecedentes previos de enfermedad renal y el trastorno aparece primero como insuficiencia renal crónica.

Lo siguiente incrementa el riesgo de desarrollar esta afección:
Antecedentes de cáncer
Trastornos de la sangre o el sistema linfático
Exposición a disolventes de hidrocarburos
Infecciones como infecciones por estreptococos, virus, infecciones del corazón o abscesos 
Diabetes

Se sabe de muchas afecciones que causan o incrementan el riesgo de glomerulonefritis, incluyendo:
Glomeruloesclerosis focal y segmentaria 
Síndrome de Goodpasture 
Glomerulonefritis membranoproliferativa 
Nefropatía por IgA 
Nefritis lúpica o púrpura de Henoch Schoenlein 
Enfermedad de anticuerpos antimembrana basal glomerular 
Enfermedades de los vasos sanguíneos como vasculitis o poliarteritis 
Amiloidosis
Síntomas

Los síntomas comunes de glomerulonefritis son:
Sangre en la orina (orina oscura, de color rojizo o café)
Orina espumosa
Hinchazón (edema) de la cara, los ojos, los tobillos, los pies, las piernas o el abdomen 

Los síntomas que también pueden aparecer incluyen los siguientes: 
Dolor abdominal 
Tos
Diarrea
Sensación de malestar general 
Fiebre
Dolores articulares
Dolores musculares
Inapetencia
Dificultad para respirar

Los síntomas de insuficiencia renal crónica pueden desarrollarse gradualmente.

Otros síntomas que pueden ocurrir con esta enfermedad:
Micción excesiva 
Sangrado nasal 
Sangre en el vómito o en las heces
Pruebas y exámenes

Debido a que los síntomas se desarrollan gradualmente, el trastorno se puede descubrir cuando hay un análisis de orina anormal durante un examen físico de rutina o una exploración de trastornos sin relación aparente.

La glomerulonefritis puede causar hipertensión arterial y se puede descubrir únicamente como una causa de la hipertensión que es difícil de controlar.

Los exámenes de laboratorio pueden revelar anemia o mostrar signos de disminución del funcionamiento renal. Una biopsia del riñón confirma el diagnóstico.

Posteriormente, se pueden observar signos de insuficiencia renal crónica como hinchazón ( edema), polineuropatía y signos de hipervolemia, incluyendo ruidos anormales del corazón y de los pulmones.

Los exámenes imagenológicos que se pueden llevar a cabo abarcan:
Tomografía computarizada del abdomen 
Ecografía abdominal 
Radiografía del tórax 
PIV 

El análisis de orina y otros exámenes de sangre abarcan:
Análisis de orina bajo el microscopio
Depuración de creatinina 
Proteína total 
Ácido úrico en la orina 
Prueba de concentración de orina 
Creatinina en orina 
Proteína en orina 
Glóbulos rojos en orina 
Gravedad específica de la orina 

Esta enfermedad también puede afectar los resultados de los siguientes exámenes de sangre:
Albúmina 
Examen de anticuerpos antimembrana basal glomerular 
Anticuerpos anticitoplásmicos de neutrófilos (AACN)
BUN y creatinina 
Componente 3 del complemento 
Niveles de complemento 
Tratamiento

El tratamiento varía dependiendo de la causa de la enfermedad y del tipo y gravedad de los síntomas. La hipertensión arterial puede ser difícil de controlar y usualmente es el aspecto más importante del tratamiento.

Los medicamentos que se pueden recetar abarcan:
A menudo se necesitan medicamentos para la presión arterial con el fin de controlar la hipertensión. Los inhibidores de la enzima convertidora de angiotensina o los bloqueadores de los receptores de angiotensina son los que se recetan con mayor frecuencia.
Los corticosteroides pueden aliviar los síntomas en algunos casos
Se pueden prescribir medicamentos que inhiban el sistema inmunitario, dependiendo de la causa de la afección.

Se puede emplear un procedimiento llamado plasmaféresis para algunos casos de glomerulonefritis debido a causas relacionadas con el sistema inmunitario. La parte líquida de la sangre que contiene anticuerpos se extrae y se reemplaza con líquidos intravenosos o plasma donado (sin anticuerpos). La extracción de los anticuerpos puede reducir la inflamación en los tejidos del riñón.

Se pueden recomendar restricciones en el consumo de sal, líquidos, proteínas y otras sustancias.

Las personas con esta afección deben ser vigiladas cuidadosamente en busca de signos de desarrollo de insuficiencia renal. Finalmente puede ser necesario la diálisis o un trasplante de riñón.
Grupos de apoyo

A menudo, usted puede aliviar el estrés causado por la enfermedad uniéndose a un grupo de apoyo, donde sus integrantes comparten experiencias y problemas en común. 

Ver: grupo de apoyo para la enfermedad renal 
Pronóstico

La glomerulonefritis puede ser una afección temporal y reversible o puede empeorar. La glomerulonefritis progresiva puede ocasionar insuficiencia renal crónica y enfermedad renal terminal.

Si usted tiene síndrome nefrótico y se puede controlar, también se pueden controlar otros síntomas. En caso de no poder controlarlo, es posible que se presente enfermedad renal terminal.
Posibles complicaciones
Síndrome nefrótico 
Síndrome nefrítico agudo 
Insuficiencia renal crónica
Enfermedad renal terminal
Hipertensión 
Hipertensión maligna 
Insuficiencia cardíaca congestiva por hipervolemia, edema pulmonar 
Infección de las vías urinarias crónica o recurrente 
Mayor susceptibilidad a otras infecciones
Hipercaliemia 
Cuándo contactar a un profesional médico

Consulte con el médico si:
Presenta trastornos asociados con un aumento en el riesgo de glomerulonefritis
Desarrolla síntomas de glomerulonefritis
Prevención

No existe una forma específica de prevenir la mayoría de casos de glomerulonefritis. Algunos casos se pueden prevenir evitando o limitando el contacto con disolventes orgánicos, mercurio y antinflamatorios no esteroides (AINES).


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